Cáncer en niños y adolescentes

Los niños y adolescentes con cáncer sufren un impacto tan intenso como el de los padres por el cambio repentino de la salud a la enfermedad, al brusco proceso de pruebas y a los procedimientos necesarios para llegar al diagnóstico y los posteriores tratamientos. Es muy pavoroso que le digan a alguien que su cuerpo no está funcionando bien, así como que le digan que tiene cáncer. Es normal que el niño o adolescente sienta miedo ante las nuevas experiencias que con frecuencia también son dolorosas. Les preocupa pensar sobre los efectos del tratamiento en su cuerpo, qué cambios en la apariencia tendrán y cómo se sentirán, así como cuál será la reacción de los amigos. Puede resultar perturbador pensar que podría morir (Sociedad Americana Contra el Cáncer, 2014).

El cáncer en niños y adolescentes es un grupo heterogéneo de enfermedades que se caracteriza porque una célula o un grupo de células con cambios genéticos comienza una multiplicación sin control, con la capacidad de invadir otros tejidos y órganos del cuerpo distintos de donde tuvo su origen (Uribe, 2021).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es una de las principales causas de mortalidad entre niños y adolescentes en todo el mundo; cada año se diagnostica cáncer, aproximadamente a 280.000 niños de entre 0 y 19 años. En América Latina y el Caribe, se estima que al menos 29.000 niñas, niños y adolescentes menores de 19 años resultarán afectados por el cáncer anualmente. De ellos, cerca de 10.000 fallecerán (más del 50%) a causa de esta enfermedad.

En la población pediátrica (0 a 19 años), los tipos más frecuentes de cáncer son las leucemias, los tumores de Sistema Nervioso Central (SNC), los linfomas, y los tumores sólidos como el neuroblastoma y el tumor de Wilms.

La leucemia es el tipo de cáncer más frecuente en niños de 0 a 14 años, independientemente, del área geográfica (Uribe, 2021).

La Dra. Zulay Chona Hematólogo (2021) nos explica: “En las leucemias hay un descontrol a nivel celular y las células inmaduras (Blastos) abandonan la medula ósea y migran a la circulación. Cuando hay un 20% de blastos en sangre periférica ya se considera una leucemia. Las leucemias pueden ser agudas o crónicas, de acuerdo con la presentación y clínica con que debute el paciente. Las leucemias agudas, más frecuentes en niños, se caracterizan por ser de crecimiento rápido (menos de 3 meses), la clínica es muy florida (signos y síntomas que aparecen de forma abrupta), en cuestión de una semana y se define por hematomas, sangramiento por piel o encías, fiebre, debilidad, cansancio, otros. En los niños la clínica se puede manifestar con dolores óseos o articulares que le impidan caminar. Las leucemias crónicas son de crecimiento lento, propias de la edad adulta. Es importante aclarar que las leucemias son patologías adquiridas y no ligadas a herencia, pero si hay ciertos condicionantes que pueden ser considerados en la historia del paciente (antecedentes familiares). Por ejemplo: en el caso de los gemelos idénticos, si uno de ellos es diagnosticado con leucemia, la probabilidad de que el otro tenga leucemia es bastante elevada. De igual manera, los pacientes con Síndrome de Down tienen 10 veces más probabilidad de sufrir de leucemia. La buena noticia es que las leucemias tienen una alta probabilidad de curación.“

La Organización Mundial de la Salud (2020) explica que en los últimos años se han registrado avances muy importantes en el tratamiento del cáncer infantil. Un ejemplo es la leucemia aguda, una enfermedad que hasta hace 30 años era considerada inevitablemente fatal. En la actualidad, siendo el tipo de cáncer más frecuente en la infancia, tiene una sobrevida a 5 años superior al 70%, lo que implica que la mayoría de los pacientes pueden curarse, definitivamente. De igual manera, se han logrado progresos similares en el tratamiento de los tumores sólidos, desde que se utilizan de forma combinada métodos de radioterapia, cirugía y quimioterapia, que han incrementado de forma significativa la supervivencia a largo plazo en los tumores infantiles.

Es importante destacar que en los adolescentes entre 15 y 19 años existe una mayor proporción de linfomas y tumores cerebrales (Uribe, 2021). El osteosarcoma ocurre con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes, típicamente después de los 10 años. También, ocurre ligeramente con más frecuencia en los niños que en las niñas. El osteosarcoma es el tercer cáncer más común entre adolescentes (St. Jude Children’s Research Hospital, 2021).

No se conocen las causas de la mayoría de los cánceres infantiles, pero se ha determinado que un 10% de los casos se deben a mutaciones genéticas. Las mutaciones heredadas relacionadas con algunos síndromes familiares aumentan también el riesgo de cáncer en la niñez. Los niños y adolescentes con síndrome de Down, una afección genética causada por la presencia de una copia adicional del cromosoma 21, tienen de 10 a 20 veces más probabilidad de padecer leucemia que los niños que no tienen este síndrome. Por otra parte, ha sido difícil identificar las causas ambientales del cáncer infantil, debido en parte a que el cáncer en los niños es poco frecuente, ya que es difícil determinar a lo que hayan podido estar expuestos los niños al principio de su desarrollo (Instituto Nacional del Cáncer, 2018).

En el 70% de los casos de cáncer en pediatría son diagnosticados en estadios avanzados. Tomando en cuenta que en el cáncer infantil no existe la prevención primaria, ni detección mediante cribado. Es importante establecer como estrategia más eficaz el diagnóstico precoz, oportuno y correcto, seguido de un tratamiento adecuado. (OMS, 2020).

Los signos y síntomas iniciales de los distintos cánceres infantiles pueden ser inespecíficos y a menudo son similares a los que aparecen en otras enfermedades. Por lo cual, es importante que los padres conozcan las señales de alerta de estos tumores: palidez, moretones o sangrado, dolor de huesos, bulto o hinchazón, dolor y distensión abdominal, tos persistente, pérdida de peso y fiebre inexplicable, pupila blanca, pérdida de la visión o estrabismo, dolor de cabeza intenso y persistente, mareos y perdida del equilibrio, cambios en el comportamiento, entre otros (Redacción El Universo, 2021).

En los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos medianos y bajos la tasa de curación es de, aproximadamente, 20%. La mortalidad en los países de ingresos medianos y bajos se debe a la falta de diagnóstico, los diagnósticos incorrectos o tardíos, las dificultades para acceder a la atención sanitaria, el abandono del tratamiento, la muerte por toxicidad y las mayores tasas de recidivas (OMS, 2020).

Cabe resaltar que el cáncer en niños y adolescentes tienen características que lo hacen único, de forma que se distingue del cáncer en adultos en algunos aspectos como son: la edad de aparición no tiene una causa específica conocida, no son canceres prevenibles, buena respuesta a los tratamientos oncológicos y buen pronóstico (Uribe, 2021).

Cuando un niño o adolescente es diagnosticado con cáncer sus padres pueden sentir culpa por diferentes motivos. Quizás les preocupe la idea de haberle heredado la enfermedad o haber hecho algo equivocado que les causó el cáncer. Puede ser muy difícil de aceptar, pero probablemente nunca sepa qué fue lo que originó el cáncer a su hijo. Recuerden, nadie tuvo la culpa.

Aunque el cáncer infantil no es prevenible es importante que los padres les realicen evaluaciones médicas periódicas a niños y adolescentes, a su vez, estén atentos a las señales de alerta antes mencionadas. Inculcarles hábitos saludables como: alimentación balanceada, equilibrada y natural, realizar actividad física de su preferencia por lo menos 3 veces a la semana y reducir el consumo de azucares refinadas (chucherías, refrescos, otros) ayudara á prevenir no solo el cáncer sino otras enfermedades.

Siempre ten presente que
“el cáncer es curable si se diagnostica a tiempo.”


Referencias

  1. Chona, Z. (2021) Live: Leucemia. Sociedad Anticancerosa de Venezuela. Disponible: https://www.instagram.com/tv/CThz7rjldGW/?utm_medium=copy_link [Consulta: 2021, septiembre 15].
  2. St. Jude Children’s Research Hospital. 2021. Osteosarcoma. [Documento en línea] Disponible: https://www.stjude.org/es/cuidado-tratamiento/enfermedades-que-tratamos/osteosarcoma.html. [Consulta: 2021, septiembre 14].
  3. Redacción El Universo. 2021. Nueve síntomas y señales de alerta para identificar posible cáncer infantil. [Documento en línea] Disponible: https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/nueve-sintomas-y-senales-de-alerta-para-identificar-posible-cancer-infantil-nota/. [Consulta: 2021, septiembre 14].
  4. Uribe, L. (2021). Cáncer en niños y adolescentes: generalidades y diagnóstico oportuno. [Documento en línea] Disponible: https://juntosxtusalud.com/adolescentes. [Consulta: 2021, septiembre 14].
  5. Organización Mundial de la Salud. (2020). Cáncer en la Niñez y la Adolescencia. [Documento en línea] Disponible: https://www.paho.org/es/temas/cancer-ninez-adolescencia. [Consulta: 2021, septiembre 14].
  6. Instituto Nacional del Cáncer. 2018. Cáncer en niños y adolescentes. [Documento en línea] Disponible: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/infantil/hoja-informativa-ninos-adolescentes#iquestcuaacuteles-son-las-causas-posibles-del-caacutencer-en-nintildeos-nbsp. [Consulta: 2021, septiembre 14].
  7. Sociedad Americana Contra el Cáncer. 2014. Niños diagnosticados con cáncer: cómo afrontar el diagnóstico. [Documento en línea] Disponible: http://asanog.org/wp/wpcontent/uploads/2015/06/WP_BIBLIOGRAFIA_Ni%C3%B1os-diagnosticados-con-c%C3%A1ncer-como-afrontar-el-diagn%C3%B3stico.pdf. [Consulta: 2021, septiembre 14].